Equinoterapia en El Salvador: bienestar físico y emocional con caballos

En El Salvador, la equinoterapia ofrece a niños y adultos un espacio de sanación integral, fortaleciendo cuerpo, mente y corazón junto a caballos.

Por Betty Carranza Ago 27, 2025- 08:00

En El Salvador, la equinoterapia ha ganado terreno como una alternativa terapéutica integral. Más que un tratamiento, es un vínculo profundo entre persona y caballo que ayuda a mejorar la movilidad, la coordinación y el bienestar emocional. En La Libertad, familias encuentran aquí un aliado para acompañar a niños y adultos con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down, quienes descubren en cada sesión una experiencia de fuerza, confianza y sanación.

Con el movimiento del caballo y el acompañamiento de terapeutas especializados, esta terapia abre caminos hacia una vida con más bienestar, autonomía y conexión emocional.

El Programa de Equinoterapia El Salvador, que funciona en el Complejo Ecuestre San Andrés, en San Juan Opico, La Libertad, se ha convertido en un espacio de esperanza y avance para muchas familias salvadoreñas. Aquí, el caballo se vuelve un verdadero terapeuta: su calor corporal, su paso constante y su naturaleza noble generan estímulos que ayudan al cuerpo a activarse, relajarse y encontrar equilibrio.

En El Salvador, la equinoterapia es una alternativa terapéutica que mejora la calidad de vida de niños, niñas y adultos con distintas condiciones físicas, emocionales y neurológicas. Video: Ever Flores

“El niño siente una conexión real con el caballo; su movimiento, calor y sonidos estimulan todo su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. El niño siente el vínculo, disfruta la terapia, llega a tomarle cariño al caballo”, comparte Blanca Ruth Pérez, equinoterapeuta.

Terapia en movimiento: beneficios reales y medibles

La equinoterapia no es una actividad recreativa, sino una intervención estructurada que forma parte de un programa terapéutico integral. Según Bessie Sánchez, encargada del área de terapia física y ocupacional, este proceso se divide en tres fases: terapia física, equinoterapia y predeportivo. Cada etapa se adapta al diagnóstico del paciente y a su progreso.

Los beneficios son múltiples: mejor postura, mayor tono muscular, incremento en la concentración, avance en el lenguaje y más interacción social. Es el caso de Valeria, una niña de cuatro años con síndrome hipotónico (también conocido como síndrome del bebé flácido, se refiere a una condición en la que un bebé o niño tiene un tono muscular bajo, lo que resulta en debilidad y falta de resistencia al movimiento),  al comenzar no podía caminar ni sostener su tronco. Dos años después, camina con soltura y ha empezado a correr.

Kevin atleta de Olimpíadas Especiales
Kevin, joven con diagnóstico de autismo, celebra su medalla en pruebas ecuestres de Olimpiadas Especiales, fruto de su esfuerzo y del apoyo recibido en la equinoterapia. /Foto cortesía

Para muchas familias, la equinoterapia marca un antes y un después en el desarrollo de sus hijos. Sandra Escalante, madre de Kevin, un joven con autismo severo, lo confirma tras más de nueve años de asistir al programa.

“Le ha ayudado en lo sensorial, en la integración social y ha logrado cierta independencia que antes parecía imposible”, asegura.

Hoy, Kevin participa activamente en las sesiones del área predeportiva, compite en pruebas ecuestres de Olimpiadas Especiales y ha ganado confianza, incluso en entornos sociales fuera del centro.

Los caballos también tienen nombre, historia y un rol clave. Chespirito, Cookie o Mago no son solo animales: son compañeros de ruta que se vinculan con cada avance junto a los niños. La elección del caballo no es al azar: se toma en cuenta su carácter, edad y ritmo de paso, para asignarlo según las necesidades del paciente.

“Cada niño crea un vínculo especial con su caballo, lo escoge, lo cuida, lo quiere”, explica Blanca Ruth.

Un entorno de respeto, constancia y esperanza

La terapia se realiza bajo estrictas medidas de seguridad. El equipo básico incluye chaleco, casco y ropa cómoda. Las sesiones suelen durar unos 20 minutos y se recomienda asistir tres veces por semana para lograr avances significativos. Además, se fomenta la participación de la familia, brindando orientación y acompañamiento constante.

Para ingresar al programa, es necesario contar con un diagnóstico médico y una referencia profesional. Se realiza un estudio socioeconómico para adaptar los costos a la realidad de cada familia, y se mantienen las puertas abiertas para quienes deseen conocer el lugar o recibir orientación.

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Casos como el de Cristina, una joven con parálisis cerebral, quien evitó una cirugía de cadera gracias a los avances obtenidos, reflejan el impacto real de esta alternativa. También está el testimonio de Eduardo Acevedo, un adulto con diagnóstico de hidrocefalia que pasó de ser paciente del programa a formar parte del equipo de trabajo, retribuyendo con compromiso lo que una vez recibió.

Equinoterapia en El Salvador
La equinoterapia en El Salvador fortalece cuerpo y emociones a través del vínculo con el caballo, ofreciendo apoyo valioso a familias que enfrentan diagnósticos complejos. / Foto Ever Flores

Un caballo, una vida: el poder de una conexión profunda

Más allá de los beneficios físicos, la equinoterapia ofrece algo difícil de medir: el poder emocional del vínculo con el caballo. Como explica Ximena López, especialista en equitación, los caballos tienen una sensibilidad única: pueden sincronizar su respiración y ritmo cardíaco con los del ser humano, generando una conexión profunda que impacta directamente en el bienestar emocional.

Ese lazo, silencioso pero poderoso, es el motor de esta terapia. En un país donde muchas familias buscan respuestas a diagnósticos complejos, la equinoterapia representa una opción accesible, eficaz y profundamente humana.

Si vos o alguien que conocés podría beneficiarse de este tipo de atención, podés encontrar más información y agendar una cita a través de las redes sociales del Programa de Equinoterapia El Salvador, de la Federación Salvadoreña de Ecuestres.